Surameris y el cofre de los secretos.

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Ya era hora de comentar éste libro, le estaba haciendo el quite a éste post porque el libro me ha llegado en lo más profundo, y sentía que cualquier comentario que hiciera sobre él, era poco. Fresia Castro tocó el cielo con éste libro. Y en mi experiencia luego de leer Estamos todos Muertos“, libro que es anterior, me encierra muy bien el ciclo y la idea que Fresia quiere entregar.
Surameris y el cofre de los Secretos“, es la historia de su vida, el encuentro con el desierto chileno, y todo el camino que la llevó a canalizar el conocimiento de la Activación de la Glándula Pineal. Hace mucho tiempo no me devoraba un libro de casi 500 páginas y con la sensación de no querer terminarlo, ahora quiero re-leer el último capítulo que es demasiado profundo.
En resúmen: la explicación contundente del Plan Magistral del cual formamos parte y del cual  somos creadores, la entrega del entendimiento de la perfección de la existencia, de los grados vibratorios de los cuales elegimos pertenecer con nuestras acciones, del nivel atómico y denso que nos contiene, de la experiencia de la polaridad que vinimos a aprender en ésta experiencia matérica, de la importancia de existir en éste país, al lado de la Cordillera, con toda nuestra historia de sabiduría profunda, que formamos parte de una civilización privilegiada que forma parte de Surameris.
Me tiene todavía “tomada” toda la info de la última parte del libro, la llegada a El Cofre de los Secretos, El Documento Arcoirico, la Historia de Surameris y ésta Tierra. Un capítulo que diría no críptico pero si entendible para el que tiene que entender, yo lo tuve que releer y ahí me fluyó.
Acá un extracto del libro que merece el mayor de mi respeto:
“Para lograr hacer saltar el sello del Centro Pineal es necesario, primero que todo, saber que somos seres-energía y como tales tenemos una memoriadel origen, de nuestra condición primera, antes de densificarnos en el campo atómico de lenta frecuencia. Ella sólo puede ser activada conscientemente desde ese ser-energía, libre de la limitación vibratoria de la materia.
Como seres físicos poseemos una memoria humanidad, donde se han grabado tanto las experiencias mismas de ésta humanidad en pleno como las individuales que conforman esa red. Así vamos recibiendo en nuestros terminales la información genética, tanto de la memoria colectiva como de los códigos de herencia, con los que hemos sintonizado también por frecuencia  de ajuste de acuerdo  a nuestra propia condición creadora.  Ambas memorias conforman nuestros códigos genéticos insertos en la doble espiral de ADN, pero sólo son detectables en éste plano las redes de memoria humanidad, donde se almacenan los datos que se rigen por las leyes del campo físico. Cuando nuestras experiencias como seres-energía libres, atemporales, tienen lugar, entonces quedamos listos para realizar el encendido correcto de nuestro equipo, de acuerdo  a las grandes claves que están en la esencia de los grandes movimientos espirituales que  han guiado a los hombres. Desde el campo atómico no se puede controlar lo que está en esa misma trama, los cambios moleculares son factibles desde una potencia mayor, fuera de ese campo, siendo el campo electrónico (frecuencia lumínica) el único medio de lograrlo. Para ello, primero hay que voluntariamente desprender nuestras decisiones creativas cotidianas de la memoria humanidad y llevarlas, mediante la atención y el sentimiento de aceptación, a un nuevo y simple acto cotidiano. Este equipo debe encenderse en un potencial mayor, por lo tanto hay que poner al atención en la Fuente generadora que está en totro campo vibratorio superior, el del origen, y dar la orden de conectar. Luego viene lo mñas importante: aceptar éste vínculo con el sentimiento desde el corazón; así al inspirar absorvemos el fluido que proviene de la Fuente, el mayor poder creativo llamado Amor, que se ancla en el centro cardíaco, y al expirar se expande  llenándonos primero, para continuar la expansión de esa potencia lumínica Amor, sin límites.”
“El Amor, ese impulso de la esencia original ha sido siempre la clave.”
 
Libro: Surameris y el cofre de los Secretos, Fresia  Castro.