A propósito de una conversa con una amiga hoy, es que comparto ésta reflexión.

Los objetos, a mi parecer, siempre se cargan de la energía de las personas o de la experiencia de vida de la cual fueron testigos, por eso es muy sano intentar cambiar una cama si ya no estás con la pareja con la cual dormiste e hiciste el amor por un tiempo ahí,  y si además quieres que un nuevo amor entre a tu vida. O por ejemplo si estás divorciado y te quedaste con TODOS los objetos que eran de tu antiguo matrimonio y lo hiciste por que viste valor en quedarte con ellos… creo que el desapego era la mejor opción.
Intentar no quedarte con los muebles familiares antiguos de la tatarabuela o de la abuela, si quieres comenzar una nueva vida, la tuya propia, probablemente sean antiguedades muy valiosas en todo sentido, pero ahí tienes que evaluar qué quieres para ti, si el apego familiar  o el inicio de algo nuevo.
Quizás por ésto me gusta demasiado remodelar lugares antiguos y embellecerlos, como una manera de borrar viejas historias y dejar que se cuentes otras nuevas, como cuando limpias el pizarrón de tanta ralla escrita.
A mi me da mucha nostalgia recordar ese departamento que tuvimos que está en la foto, un lindo lugar que fue un paso, lo remodelamos harto, le sacamos el máximo de provecho, y fue un lindo proceso de desapego para llegar a un lugar mejor.
Ahora estoy remodelando una casa hermosa que tenía unos baños y cocina antiguos, y en la mitad del proceso de remodelación, al dueño de casa lo trasladan a otra ciudad…ahora la remodelación se transforma en el elemento que servirá para sacarle más provecho al precio de venta de la casa. Algo que definitivamente me queda de ésta experiencia, es  la generosidad y el proceso de desapego que tiene la dueña de casa de entregar su casa bella para otro, es definitivamente algo que la va a recompensar a la hora de encontrar su nuevo lugar.
Desapegarse, vaciarse para volver a comenzar.
Una amiga hace varios meses quiere arrendar su casa, no ha podido, ahora se plantea en el hecho de que tiene la posibilidad de arrendarla pero amoblada, ahí es donde comienza el proceso de desapego, algo que a muchos se les hace imposible, pero hoy, entendió que hay que vaciar para llenar, dejar su casa hermosa con los muebles que la acompañaron por tiempo y que quizás la vida le dice que ya cumplieron su etapa a su lado, que llegó la hora de recomenzar de nuevo, con menos carga y así comenzar livianita a un bello lugar, elegir de a poco como quiere vivir y de seguro bien le va a hacer dejar su cama también.
La existencia se va a encargar de premiarla con abundancia por aceptar el desapego, de eso estoy segura.